Domingo a la tarde, día primaveral del mes de agosto, de este lado del hemisferio es pleno invierno. Sin embargo, el calentamiento global o lo que sea, nos permite disfrutar de una maravillosa tarde.

Todavía conviviendo con el Covid y  en Buenos Aires, la alegría de los niños en una nueva modalidad de celebración de un cumpleaños, me reconforta.

Qué buena idea la de esa familia! En una plaza pública de la ciudad, comparte la emoción de festejar un año más de vida de su hijo y como si fuera poco, están presentes los superhéroes!!.

Mis años de experiencia como facilitadora de aprendizajes, me enseñaron a darle valor a un recurso didáctico que prácticamente ya no se usa: los títeres.

Según Solé (2006), considera al títere como un recurso pedagógico importante donde el niño estimula su imaginación y creatividad., es una forma efectiva de facilitar la sociabilidad del niño, al jugar en grupo, tanto en la escuela como en el entorno familiar. Por otra parte, el títere es también una herramienta terapéutica emocional, traspasa sus emociones al títere que tiene en su mano, y en ese proceso pone en la boca del personaje sus propios sentimientos, ayudando así a padres y docentes a conocer su mundo interior.

Por otra parte Navarro (2008), afirma que los títeres son uno de los pocos recursos que estimulan al mismo tiempo los tres canales de percepción (auditivo, visual y kinestésico) que permiten el aprendizaje en el niño.

Lo elementos que dan vida a un títere son la voz y el movimiento.

Durante este tiempo, he visto variadas situaciones donde los líderes se encuentran en la posición de un titiritero y no porque las personas que conforman su equipo sean como títeres, sino porque existen varias y muchas  tareas que los líderes llevan a cabo para que su equipo “brille en escena”.

  • Los líderes escuchan la  voz de su gente y empatizan con ellos comprendiendo sus situaciones personales, laborales e  intentan ayudarlos.
  • El titiritero “escucha” y “empatiza” dándoles a sus títeres un espacio y les  entrega sugerencias.
  • Los líderes dan voz a su equipo cuando delegan en él  responsabilidades y tareas y fomentan el trabajo colaborativo.
  •  El titiritero da voz a sus títeres para que expresen lo que piensan, sienten, aporten ideas y co-construyan.
  • El líder da vitalidad a su equipo desde el reconocimiento de las individualidades motivando a través de la autonomía y  el desarrollo de las competencias a sus integrantes.
  • El titiritero da vida a sus títeres dándoles un papel que cumplir en función del perfil que ideó para cada uno.

En otro momento podemos discutir si el liderazgo tiene que ser horizontal, vertical, por proyecto. Lo que sí me parece  indispensable es que alguien o algunos se encarguen de movilizar, contener, de acompañar y de ayudar a crecer a las personas que conforman los equipos.

El liderazgo es necesario para hacer que las cosas sucedan, como el titiritero lo es para que una obra de títeres acontezca.