En estos tiempos, ninguno de nosotros tiene claro qué va a suceder y cuál va a ser el resultado de las acciones que realicemos.

Sin embargo, es imprescindible generar en las personas, cada uno desde el rol que desempeñe en la familia, en los equipos de trabajo, la mayor certidumbre posible.

¿Qué significa CERTIDUMBRE? Es el conocimiento seguro y cierto de lo que sucederá. Para esta ocasión me permito agregar, lo que sucederá a CORTO PLAZO.

¿Por qué CORTO PLAZO?  Porque la información contextual cambia constantemente, y en función de ella es que podemos /debemos actuar.

Recuerdo preguntar a varios empresarios: ¿cuál es tu meta de facturación para este año? A lo que recibía respuestas del tipo “Sé  lo que tenemos que facturar, pero no tengo idea de si será posible”. Si esto sucedía antes de la pandemia, imaginemos durante el COVID 19.

La CERTIDUMBRE se hace necesaria dado que a pesar de que convivimos con la incertidumbre y sabemos de la transitoriedad de todo lo dado, resulta muy doloroso y difícil asumir y aceptar nuestra vulnerabilidad.

La incertidumbre conlleva a sentimientos de desesperanza y más aún, de  amenaza de pérdida con el consiguiente retiro de energía hacia el mundo exterior. Eso explica el aumento en el consumo de alcohol, de psicofármacos, por ejemplo.

Ahora bien, ¿cómo generar CERTIDUMBRE?

La comunicación verdadera, buena, útil  (tal como lo expresa el triple filtro de Sócrates), y  en tiempo real es una herramienta muy efectiva para generar certeza.

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su conocimiento. Un día, un conocido se encontró con el gran filósofo y dijo: – “¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?” – «Espera un minuto -replicó Sócrates-, antes de decirme cualquier cosa, quisiera que pasaras un pequeño examen. Es llamado el examen del “Triple filtro.» – “¿Triple filtro?” – “Correcto”.

Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea tomar un momento y filtrar lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.

El primer filtro es el de la verdad: “¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?». – “No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y……..» – “Bien, entonces realmente no sabes si es cierto o no”.

Ahora permíteme aplicar el segundo, el filtro de la bondad: “¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?” – «No, por el contrario………”

– “Entonces -continuó Sócrates-, tú deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.

Tú puedes aún pasar el examen, porque queda un filtro”: El filtro de la utilidad: “¿Será útil para mí lo que vas a decirme de mi amigo?» – “No, realmente no”. – “Bien -concluyó Sócrates-, ¿si lo que deseas decirme no es cierto ni bueno e incluso no es útil, por qué decírmelo?”

La comunicación sobre las decisiones que se tomen en una empresa, en una familia, en el ámbito que sea, si se comunican respetando cumpliendo el triple filtro de Sócrates, deberían  marcar una ruta a nivel mental y emocional previniendo la enfermedad y generando mejores resultados.